Fin de semana largo de mayo que arranca con la meteo algo salvaje (buena nevada en el Jura - subida al Mt Tendre) para luego mejorar. Así que aprovechamos para visitar una de las ciudades suizas más internacionales: Basilea
Unas pinceladas breves: tercera ciudad suiza por tamaño, sede de algunas de las grandes multinacionales farmaceúticas (Novartis, Roche) y centro cultural (en particular de arte moderno) de primer orden a escala europea.
Además posee una situación geográfica singular, en el encuentro entre tres países, con algunos barrios en Alemania y otros en Francia, lo que le proporciona un ambiente muy internacional.
Y por último, que no quiero aburrir, una dilatada historia: asentamientos celtas (!), antigua ciudad romana (
Augusta Rurica), polo cultural del Renacimiento (Erasmus, Paracelsus enseñaron en la universidad, la más antigua de Suiza fundada en 1460)..
Eso sí, alojamientos nada baratos. Así que nos decantamos por el albergue juvenil, con habitaciones familiares y situado a un paso del casco antiguo. Muy recomendable con niños.
Además vigilado por San Albano, cefaloforo de mirada atenta..
Algunas instantáneas de la antigua fortificación
La ciudad desarrolló la técnica de producción de papel durante la Edad Media (una de las razones que la convirtieron en polo cultural y por las que Erasmo de Rotterdam se estableció en la misma).
El museo suizo del papel aún conserva la producción del papel como se hacía en la época, molino de agua incluído.
Alrededores del casco antiguo. Todo impecablemente conservado, como no podía ser menos ;-)
Atrio de la catedral
Algunos detalles de la catedral, originariamente románica y luego gótica, restauraciones varias y parte importante de la herencia cultural suiza. Con su característico color rojizo de la arenisca
(Pedro me ha dicho que el chevalier ha tenido un coup de chance là..)
El ayuntamiento del siglo XVI, en la plaza del mercado es magnífico
Basilea es un centro del arte moderno a nivel mundial. Hay más de 30 museos en la ciudad y algunas de las colecciones más importantes disponibles al público, a menudo en sedes con la firma de arquitectos bien conocidos como Zaha Hadid, Renzo Piano, Frank Gehry..
Nosotros con los niños nos decantamos por el museo de JC Tinguely, obra de Mario Botta
El museo esté lleno de las creaciones "kinéticas" de Tinguely, que los niños pueden accionar y poner en movimiento. Genial!
Y por supuesto, el Rhin. Vaya río y qué caudal! Lo atravesamos en una barca remontada por un cable de extremo a extremo para vencer la corriente
En fin, una visita muy recomendable por diferentes motivos. Por cierto me han comentado que el carnaval es digno de ver..
Y para rematar la escapada, nos adentramos unos kilómetros en Alemania para visitar a unos antiguos vecinos. De la que solo conservo una foto de Valens en la terraza.
