La capital de la confederación es visita obligada. Tras más de un año, por fin tuvimos la oportunidad de visitarla. Y realmente merece la pena. La ciudad transmite personalidad, historia y sobre todo calidad de vida.
El parlamento
El reloj a la entrada de la ciudad antigua
Vista típica de la Marketgasse
Las antiguas carboneras recicladas en negocios de todo tipo
Sus múltiples estatuas
El río
E innumerables rincones con mucho encanto
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